domingo, 29 de julio de 2012

ANÁLISIS LITERARIO DE "PACO YUNQUE"

Aunque se trata de una pieza de hondura social y de claras intenciones de protesta, el enfoque que le da Vallejo es sumamente sui generis, pues el tono del cuento es netamente infantil y, más que eso, responde a la cosmovisión de un niño, Paco Yunque.
Por eso, acaso Paco Yunque sea el primer -¿y único?- cuento infantil de protesta social en Latinoamérica (¿la enfermedad infantil del izquierdismo?); es claro que no sólo se habla de la cotidianeidad angustiosa y oprimida de un niño de provincia en la ciudad, sino que la narración parece estar hecha por ese mismo niño -o por un igual: acaso un otro yo-, de tal suerte que en el universo infantil puede hallar perfecta comprensión (y acaso más de la que lograría en el mundo de los iguales del adulto Vallejo). Y a tal punto llega a concretarse una atmósfera sentimental y humana de este relato que un editor español lo rechaza porque le parece demasiado triste. Y, en efecto, el cuento lo es: se ocupa de la peripecia de un niño dulce en un mundo triste (una situación trilce, sin lugar a dudas).
Acotemos algo más sobre la factura didáctica y sencilla de Paco Yunque: el empleo de conjunciones causales, sobre todo de por qué, lo cual no solo facilita la comprensión del texto, sino que se adecúa muy bien a la actitud cognoscitiva de los niños, siempre indagando el porqué de lo que observan.

También la adaptación a la óptica infantil puede percibirse en la desazón y la confusión de Yunque en su primer día de escuela.
Otro recurso puesto de relieve por los críticos que han analizado Paco Yunque consiste en la repetición de ciertos actos (dos alumnos llegan con tardanza; Humberto Grieve pega a los dos Pacos, Yunque y Fariña, y miente en dos oportunidades; Fariña insiste varias veces para que Yunque acuse a Grieve y para que no se deje maltratar; etc.), y no es un defecto que alargue innecesariamente el relato, sino una invitación a que el receptor-lector-niño contraste las diferencias entre un acto y otro (observemos por ejemplo como mientras el niño pobre, no obstante haberse demorado por razones justificadas, se ve castigado, mientras el rico, sin excusa alguna que no se a su punible pereza, no recibe castigo; notemos como Paco Fariña actúa dignamente ante el golpe que le propina Humberto Grieve, sin la sumisión resignada de Paco Yunque; etc.). Estupenda iniciación en un razonamiento dialéctico que perciba las diferencias entre las clases sociales (y la lucha de clases simbolizada en dos direcciones de oposición: Humberto Grieve sometiendo a Paco Yunque; Humberto Grieve en pugna con el resto de sus compañeros, los cuales no son ricos como él), junto con el fenómeno social de alienación, por el cual el yo servil de Paco Yunque no le deja dar rienda suelta a sus impulsos interiores de libertad, justicia y dignidad humanas.
Retomemos las ideas expuestas en las citas que hicimos de El arte y la revolución donde Vallejo postulaba la urgencia de un arte realista.
A diferenta de los rasgos que acabamos de presentar, el designio realista no calzaba fácilmente con la llamada literatura infantil; de ahí que Paco Yunque, con el protagonista llorando, sin que las maldades (falsedad, prepotencia, crueldad, egoísmo, agresividad, pereza, etc.) de Humberto Grieve no sólo no reciban castigo, sino se vean irónicamente, premiadas, al extremo de que el Director del colegio (principal responsable de la formación del plantel: canalizador mayor de la superestructura cultural) lo erige en modelo para sus compañeros.

Lo terrible es que los condiscípulos de Humberto Grieve conocen sus defectos y maldades; pero el peso de las palabras del Director los conduce a admirarlo, como enseñándoles que para triunfar en la vida hay que ser como el poderoso Humberto Grieve, y no como los virtuosos Paco Fariña y Paco Yunque, carentes de eficacia en los mecanismos sociales del poder.

Vallejo sabía que un final así no dejaría felices, ni satisfechos, a sus receptores-lectores-niños que, llenos en la infancia de valores morales de alto vuelo, sentirían como algo anti-natural el triunfo de Humberto Grieve y la complicidad del profesor del aula y el Director del plantel, cuanto más que éstos dicen practicar la justicia y la igualdad. Precisamente, desde una óptica marxista, el poderío de la clase dominante no se sustenta en principios morales ni en leyes naturales; sino en una estructura social que permite su dominio, escandalosamente injusto, contraviniendo lo que demandan los principios morales y el ejercicio de una naturaleza humana libre y auténtica (no alienada, no enajenada de lo que verdaderamente es). A nuestro juicio Vallejo quiere dejar en claro el carácter social e histórico (producto de intereses de clase concretos) de la desigualdad y la injusticia del sistema social reinante; y la manera anti-natural (contraria a la naturaleza humana y a los principios de la llamada moral natural) como engendra la alienación desde la niñez. De ahí solo resta un paso para optar y abrazar el cambio revolucionario como necesario para que el ser humano se des-aliene, y pueda desarrollar el potencial que la naturaleza le ha dado.

 BIBLIOGRAFÍA
http://iesmma.wikispaces.com/An%C3%A1lisis+Literario+de+Paco+Yunque

ROL DEL MAESTRO EN LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL

La educación intercultural busca educar para convivir en un marco de respeto, igualdad, solidaridad y diálogo, tomando en cuenta que los alumnos vienen de culturas diferentes y tienen una identidad propia.
Podemos entenderla como un enfoque educativo que tiene como propósito favorecer el desarrollo integral de los alumnos con especial énfasis en la mejora de las habilidades comunicativas o dialógicas, el fortalecimiento de la identidad cultural y el desarrollo de la capacidad de conocer y comprender respetuosa y críticamente la propia cultura y la de los otros.

El papel del docente en la educación intercultural es muy importante. 
Es necesario que el profesor comprenda que cada alumno trae consigo una cultura particular y que ésta puede ser muy distinta de la propia, por lo que debe ser abierto y sensible, y estar atento para aprovechar la diversidad sociocultural presente en el aula. En este sentido, sería conveniente que el docente pudiera conocer las culturas que existen en la zona que desempeña su trabajo.
La educación intercultural implica reconocer la diferencia y dar un trato equitativo a cada uno de los alumnos, es decir, proporcionar a cada estudiante lo que necesita para que todos logren los objetivos educativos y de esta manera propiciar la igualdad de oportunidades. Es necesario resaltar que cada alumno es una persona única, y que si bien el origen cultural es un ingrediente básico, existen otras variables que interactúan, como su situación social, su entorno familiar y su personalidad, lo que se traduce en intereses, capacidades y motivaciones diferentes.

A este respecto, Marchesi señala que “el problema principal de las escuelas es que intentan que el niño se adapte a ellas. Lo más difícil es que las escuelas y los profesores partan de la situación inicial en la que el alumno se encuentra y planifiquen el proceso de enseñanza desde la búsqueda de un mayor respeto a su cultura y de una mayor igualdad con el conjunto de los alumnos”.
Para poder poner en práctica lo anterior es necesario considerar que el origen cultural de los estudiantes interactúa en tres dimensiones de la persona: cognitiva, afectiva y relacional, las cuales deben tomarse en cuenta al momento de diseñar las actividades de enseñanza y aprendizaje para adecuarlas a la diversidad del alumnado, de modo tal que la diversidad en lugar de ser un obstáculo sea un recurso pedagógico que propicie que todos los alumnos logren los objetivos educativos.

Dimensión cognitiva
Es necesario considerar que cada alumno tiene diferentes estilos de aprendizaje. El estilo de aprendizaje es una forma particular de aprender y se conforma tanto por las características personales como por las experiencias de cada persona. 
Lo ideal es que el docente planee actividades que favorezcan los distintos estilos de aprendizaje (activo, reflexivo, teórico y pragmático), generando experiencias para que el alumno pueda involucrarse de manera activa, observando, reflexionando sobre la experiencia, sacando conclusiones, practicando y aplicando lo aprendido a situaciones nuevas.
Para que el aprendizaje sea significativo es esencial partir de los conocimientos previos y organizar actividades que permitan al estudiante conectar los nuevos conocimientos con los anteriores. Es importante que los alumnos compartan con los demás lo que saben sobre un tema dado. Aquí pueden reflejarse las distintas cosmovisiones de las que hemos hablado anteriormente, lo que podría generar conflictos entre el conocimiento científico y el conocimiento previo, derivado de la propia cultura.
Por ejemplo, al tratar el tema de los seres vivos, hay que tomar en cuenta que diferentes culturas los interpretan de distinta manera. En un caso como éste se podría señalar que el conocimiento siempre está en construcción y que hay distintas formas de llegar a él, y señalar que desde el punto de vista de las ciencias naturales el ser vivo es el que nace, crece, se reproduce y muere, no obstante que para las culturas originarias la tierra también es un ser vivo.
Muchos profesores piensan que es más fácil trabajar con grupos homogéneos o con alumnos que provienen de la propia cultura porque la manera de ver el mundo es la misma; sin embargo, en un país pluricultural y en un mundo globalizado no podemos limitarnos únicamente a eso, porque finalmente estamos limitando nuestras posibilidades de aprender de las distintas formas de ver el mundo y crecer como personas.

Dimensión afectiva
Entre los factores afectivos que intervienen de manera directa en los procesos de aprendizaje podemos destacar particularmente la autoestima y la motivación. La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma. La experiencia de vida de cada persona es la que forma la identidad, los valores y el modo de ser. La identidad cultural determina de manera importante la identidad personal e influye de manera directa en la autoestima. La identidad y la autoestima se forman a partir del contacto que tenemos con el otro y de la retroalimentación que recibimos de lo que somos, por lo que una persona que se siente discriminada por pertenecer a un determinado grupo cultural generalmente no puede tener una autoestima sana. Por esta razón, la educación intercultural tiene como objetivo esencial fortalecer la identidad cultural y para ello es necesario la revaloración de la propia cultura, lo que implica que los otros también la conozcan y la valoren.
La motivación es el proceso que impulsa a una persona a conseguir aquello que considera valioso. Por ejemplo, a ciertos estudiantes les motiva aprender algo que les será útil y a otros les gusta ser reconocidos por sus maestros o compañeros. 
La búsqueda de reconocimiento en las escuelas fomenta muchas veces la competencia entre los estudiantes, lo que para alumnos indígenas o de culturas comunitarias puede ser un problema porque desde el punto de vista de su cultura no es adecuado sobresalir, debido a que el acento está puesto en el valor del trabajo comunitario. Esto puede ser interpretado por el profesor como una conducta negativa, pues al parecer al estudiante no le gusta participar. En este caso es necesario respetar al estudiante y darle oportunidades de participar de otra forma.

Dimensión relacional 
Es necesario tomar en cuenta que en el proceso de enseñanza y aprendizaje interactúan profesores y alumnos para cubrir unos objetivos educativos.
Profesores y alumnos construyen representaciones mutuas respecto de sus capacidades, motivaciones y expectativas, las cuales intervienen en todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Los profesores generalmente prefieren un tipo de alumnos, con los que se relacionan y a quienes motivan más. La “profecía que se autorealiza” menciona que la expectativa de que algo suceda aumenta la probabilidad de que realmente suceda; esto opera en todos los ámbitos y en particular en el educativo.
Las expectativas que los profesores tienen de sus estudiantes influyen en sus comportamientos; algunos profesores tienen prejuicios sobre las potencialidades de sus estudiantes y llegan a confundir ciertos comportamientos con falta de capacidad; por ejemplo cuando un niño de lengua materna distinta al español tiene dificultad para entender o comunicarse en dicho idioma el profesor puede interpretarlo como un problema de falta de capacidad, no obstante que lo único que necesita el alumno es tiempo y apoyo para aprender el español. Existen experiencias de profesores que con el apoyo de otros niños o de los padres aprenden algunas palabras para comunicarse y los alumnos que sólo hablan español empiezan a aprender otra lengua, lo que facilita la relación en el aula. Lo importante es recordar que todos los niños pueden aprender si se les proporcionan las herramientas necesarias para hacerlo.
Otro elemento relacional que hay que tomar en cuenta es la forma de interactuar de los alumnos.
Los estudiantes que provienen de una cultura comunitaria tienen gran facilidad y habilidad para trabajar en equipo, mientras que los que provienen de la cultura occidental prefieren trabajar de manera
individual. Por lo general en las escuelas se fomenta más el trabajo personal, pero lo mejor es que se realicen
tanto actividades individuales como en equipo, con la finalidad de formar personas que busquen sus propios objetivos pero que sean conscientes de que todos necesitamos de todos y de que nuestras acciones siempre repercuten en los demás.

Finalmente, es necesario reconocer que la educación intercultural requiere la creación de un ambiente de respeto en el que todos puedan decir abiertamente lo que piensan y sean escuchados, respetados y confrontados, de modo que a través del diálogo se aprenda que hay distintas formas de interpretar la realidad. Por lo tanto, las reglas del salón y de la escuela deben estar regidas por los valores del respeto, la solidaridad, el diálogo y la responsabilidad.
Pretender educar en y para la interculturalidad es un enfoque que permea toda la actividad docente, los objetivos educativos, el currículo, el clima escolar y el proyecto educativo en general.
Más que un concepto, la interculturalidad es una forma de vida y como tal es también una meta a alcanzar.

BIBLIOGRAFÍA:
http://www.uia.mx/web/files/didac/47.pdf

LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA

EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA: TENSIONES ACTUALES
 
Una lectura crítica sobre el proceso de estas últimas décadas nos permite afirmar que la perspectiva de la interculturalidad admite diferentes búsquedas y preocupaciones, tanto desde el punto de vista de la reflexión teórica como desde el punto de vista de las iniciativas concretas, especialmente en el ámbito de la educación. Se trata de una problemática compleja que se halla traspasada por diferentes tensiones. De estas, intentaremos analizar aquellas que consideramos fundamentales.

* INTERCULTURALIDAD FUNCIONAL VS. INTERCULTURALIDAD CRÍTICA
La primera tensión que quisiéramos destacar tiene que ver con las relaciones entre la interculturalidad y la dinámica de la sociedad, en general. Muchas han sido las propuestas para identificar diferentes concepciones de interculturalidad, explícita o implícitamente, en los diversos discursos y/o prácticas. Resaltamos la postura de Fidel Tubino, autor peruano que se viene dedicando a discutir la temática que nos ocupa, por considerarla particularmente esclarecedora. En su texto "La interculturalidad crítica como proyecto ético-político", distingue dos perspectivas fundamentales: la interculturalidad funcional y la interculturalidad crítica.
El autor parte de la afirmación de que la creciente incorporación de la interculturalidad en el discurso oficial de los estados y organismos internacionales se ha apoyado, en la mayoría de los países, en una postura de no cuestionamiento del modelo sociopolítico vigente, la cual, además, se encuentra marcada por la lógica neoliberal. Es decir, como afirma el autor, "no pone en duda las reglas del juego" . En este sentido, la interculturalidad se asume como una estrategia que favorece la cohesión social, en tanto y en cuanto asimila a los grupos socioculturales subalternizados a la cultura hegemónica. Se trata de "promover el diálogo y la tolerancia sin afectar las causas de la asimetría social y cultural actualmente vigentes". Las relaciones de poder entre los diferentes grupos socioculturales no son puestos en duda. De esta manera, el interculturalismo funcional tiende a disminuir las áreas de tensión y conflicto entre los diversos grupos y movimientos sociales, cuyo foco de atención son las cuestiones socioidentitarias, evitando que la estructura y las relaciones de poder vigentes sean afectadas.
Sin embargo, poner en duda estas relaciones es exactamente el foco de la perspectiva de la interculturalidad crítica. Se trata de cuestionar las diferencias y desigualdades construidas a lo largo de la historia entre diferentes grupos socioculturales, étnico-raciales, de género, de orientación sexual, entre otros. Se parte de la afirmación de que la interculturalidad apunta hacia la construcción de sociedades que asuman las diferencias como constitutivas de la democracia y sean capaces de construir relaciones nuevas, verdaderamente igualitarias entre los diferentes grupos socioculturales, lo que supone empoderar a aquellos que, históricamente, fueron considerados inferiores.

 
Según Tubino:
La asimetría social y la discriminación cultural no permiten un diálogo intercultural auténtico. Por eso no hay que comenzar por el diálogo, sino por cuestionarnos cuáles son las condiciones existentes de diálogo. O, para ser más precisos, es necesario exigir que el diálogo entre las culturas sea, en primer lugar, un diálogo sobre los factores económicos, políticos, militares, etc, que condicionan actualmente el intercambio franco entre las culturas de la humanidad. Esta exigencia se hace hoy imprescindible para que no caigamos en la ideología de un diálogo descontextualizado, que se limita a favorecer los intereses creados de la civilización dominante, y que no toma en consideración la asimetría de poder que hoy reina en el mundo. Para que el diálogo sea real, es necesario hacer visibles las causas del no diálogo, lo que pasa, necesariamente, por un discurso de crítica social.

La interculturalidad crítica pretende ser una propuesta ética y política con el objetivo de construir sociedades democráticas que articulen la igualdad y el reconocimiento de las diferentes culturas, y de proponer alternativas al carácter monocultural occidentalizante, que domina en la mayoría de los países del continente.
Estas dos perspectivas se cruzan, se chocan y algunas veces se articulan contradictoriamente en las diversas búsquedas, experiencias y propuestas que se llevan a cabo en el continente. Esta es la principal tensión que se halla presente en el debate sobre las relaciones entre interculturalidad y educación, hoy en América Latina, y que traspasa a todas las demás.

* INTERCULTURALIDAD PARA ALGUNOS/AS VS. INTERCULTURALIDAD PARA TODOS/AS
Está relacionada con el origen de esta preocupación en el continente: la educación escolar indígena. Dentro de esta perspectiva, la educación intercultural se dirigía exclusivamente a los grupos subalternizados, generalmente étnico-raciales y sobre todo a los indígenas y, menos frecuentemente, a los afroamericanos. Son estos grupos los "otros", los "diferentes" y los que, desde la óptica de la interculturalidad funcional, deben ser integrados a la sociedad nacional.
Sin embargo, y particularmente a partir de la década del 90, se ha venido afianzando la postura de que la interculturalidad debe ser trabajada por todos los agentes sociales, si realmente queremos que se vuelva una característica de la sociedad como un todo, en su proceso de construcción democrática. La perspectiva de la interculturalidad crítica acentúa este aspecto e intenta trabajarlo a partir de sus presupuestos.
A pesar de que en los últimos años esta preocupación ha cobrado mayor firmeza, tanto en la bibliografía que hemos analizado como en las entrevistas que realizamos en diferentes países, con frecuencia hemos oído sobre la resistencia social existente en relación con este tema, así como sobre la dificultad de asumir la perspectiva intercultural en la educación de todos/as los/as ciudadanos/as.
Esta problemática fue abordada en las entrevistas que realizamos con especialistas, sobre todo en Perú y en Bolivia (Russo y Drelich, 2009; Sacavino y Pedreira, 2009). Las causas apuntadas como originarias de la dificultad de asumir la educación intercultural para todos/as fueron, principalmente, las siguientes: la existencia de un fuerte racismo en la sociedad, muchas veces velado y encubierto por un discurso que defiende el mestizaje, que niega las diferencias culturales y que ve inadecuado que se introduzcan aspectos relativos a diferentes grupos socioculturales en el currículo escolar, con el pretexto de que fragiliza la cultura común y la cohesión social. Según varios entrevistados, el pensamiento colonial aún es dominante en la sociedad, lo que lleva a que se enfatice y se considere superior la lógica europeizante y de influencia norteamericana, y a que se le dé poco valor a las culturas originarias y/o afroamericanas. Otra causa apuntada para la presencia precaria de la perspectiva intercultural en las escuelas fue la ausencia de esta temática en los centros de formación de profesores/as.

* EDUCACIÓN INTERCULTURAL VS. INTERCULTURALIDAD COMO PROYECTO POLÍTICO
Esta tensión puede considerarse como un desdoblamiento de los aspectos mencionados en el punto anterior. La afirmación unánime de que la preocupación con la interculturalidad nace en América Latina en el contexto de la educación y, concretamente, en el ámbito de la educación escolar indígena, trajo como consecuencia la visión de que es este ámbito, entonces, su locus específico. Esta visión pretende reducir las contribuciones que la Interculturalidad puede ofrecerle al campo educativo, las que, como mucho, podrían extenderse a la educación de otros grupos existentes en la sociedad. Se trata de una cuestión exclusivamente educativa y restricta a algunos grupos, a los "otros", considerados diferentes, para favorecer su inserción en el sistema escolar vigente. La educación intercultural se limita a introducir algunos contenidos relativos a diferentes culturas, sin que esto afecte al currículo como un todo, ni afecte la predominancia de la considerada "cultura común" y de los conocimientos y valores considerados "universales". Una vez más, se asume la perspectiva de la interculturalidad funcional.
Sin embargo, otras visiones inspiradas en la interculturalidad crítica defienden su incorporación en diferentes ámbitos de la sociedad: el jurídico, el de la salud, el del medio ambiente, el de la economía, el de la producción cultural y el de la política. Por otra parte, en lo que se refiere al ámbito educativo, no reducen la interculturalidad a lo que podríamos llamar un enfoque aditivo, sino que pretenden promover una transformación curricular que afecte todos sus componentes y que cuestione la construcción de la llamada "cultura común" y de los conocimientos y valores considerados "universales". Preguntas tales como: ¿En que consiste y cómo se construye la "cultura común"? ¿Cuáles son los agentes sociales que intervienen en dicha construcción? ¿Cómo se define todo aquello que conforma lo que consideramos "universal"?, se hacen fuertemente presentes en esta perspectiva dirigida a repensar la epistemología que preside las formulaciones curriculares vigentes en nuestras sociedades, con el objetivo de impulsar el diálogo entre diferentes cosmovisiones y saberes inherentes a los diversos grupos socioculturales, y dirigida, además, a proponer que la educación intercultural se desarrolle conjuntamente con la implementación de prácticas interculturales en diferentes ámbitos sociales.
En este sentido, la interculturalidad se ubica no solamente en un horizonte político de construcción de estados pluriculturales y multilingües, sino que, para algunos, también se ubica en el horizonte de construcción de estados plurinacionales. Este es un tema controvertido que atraviesa las luchas políticas que se han impulsado para la elaboración de nuevas constituciones, principalmente en el Ecuador y en Bolivia, y que le presenta varios cuestionamientos a las teorías políticas de origen europea a las que estamos acostumbrados a tener como referencia. Es posible afirmar que se está gestando en el continente una nueva concepción de Estado, de democracia y de ciudadanía, en que la interculturalidad crítica constituye el elemento central.

BIBLIOGRAFÍA:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-07052010000200019&script=sci_arttext

SISTEMAS EDUCATIVOS MONOLINGÜES Y BILINGÜES


Alcanzar el bilingüismo en regiones monolingües presenta ciertas características distintivas que hacen de este objetivo un reto para todos los participantes  en el proceso educativo, puesto que no hay posibilidad de usar la segunda lengua (rectificando, lengua extranjera) más allá de la escuela. Por todo ello, es un objetivo que hay que lograr en el aula, a través de una enseñanza especial, específica y de calidad.
En la última década el concepto de bilingüismo se enmarca en el de plurilingüísmo, o lo que es igual, en la capacidad que tiene todo ser humano de aprender más de una lengua, y en cómo estas interactúan entre sí, y se apoyan en los procesos de adquisición/aprendizaje, que pueden transferirse parcialmente. Tomando como punto de partida este planteamiento, se viene proponiendo un modelo educativo basado en el aprendizaje de la lengua extranjera a través de contenidos de otras áreas del curriculum.
En algunas  comunidades y países que ya han tenido experiencias en el campo de la educación bilingüe, impartiendo áreas como geografía, historia o conocimiento del medio se ha puesto de relieve que este tipo de enseñanza de lenguas es útil para el progreso de los alumnos, a la vez que les suscita interés para continuar su formación en lengua extranjera.
Sin embargo, este tipo de enseñanza da lugar a que tanto profesores como alumnos se enfrenten a un nuevo modelo educativo que, en ocasiones, puede ser una fuente de problemas de distinta naturaleza. Entre otros, destacamos los problemas derivados de aspectos metodológicos, de aprendizaje y fenómenos de interferencia indirecta,  nivel de contenidos y competencia de la segunda lengua y  creación y selección de materiales, ya sean tradicionales como el libro de texto o virtuales, como la Web.
En lo que respecta al alumno propiamente dicho, también es cuestionable el criterio de “selección” no oficial que se aplica en estos contextos para acceder a la instrucción bilingüe. La mayoría de las veces se restringe sólo a los alumnos más brillantes desde el punto de vista académico amparándose en las dificultades que genera abordar una asignatura nueva en una lengua que no se domina plenamente y que puede dificultar transmitir los conocimientos básicos mínimos que exigen las asignaturas en cuestión.
Corresponde al profesor adaptar los contenidos a las necesidades de la clase, elaborar los materiales si así lo requieren las circunstancias y, lo que es fundamental, asegurarse de que los alumnos aprendan tanto los contenidos como la herramienta: la lengua extranjera. 


BIBLIOGRAFÍA:
http://www.aesla.uji.es/congresoxxvii/files/La%20educaci%C3%B3n%20biling%C3%BCe%20en%20las%20comunidades%20%20monoling%C3%BCes2.doc
 http://www.youtube.com/watch?v=lcJHSN2vjIo

LA EDUCACIÓN ELITISTA VS LA INTERCULTURALIDAD EN LA EDUCACIÓN

EDUCACIÓN ELITISTA
Elitista se refiere a exclusiva o de élite, gente con ciertas características, generalmente se usa para denotar a la clase alta o gente con dinero, entonces una escuela elitista suele referirse a los lugares donde va gente con una mejor posición económica y ordinarias a las públicas, donde vamos, afortunadamente, la gente común.
La educación esta dividida en la sociedad, aun sigue siendo una educación elitista y que cada vez va cogiendo más fuerza en la sociedad, pues se ve reflejada en lo que es hoy por hoy el analfabetismo y la ignorancia de muchos de nosotros, pues lo difícil que es acceder a una educación con todos los privilegios tanto educativos como de oportunidades está simplemente lejos de las oportunidades, pues el sistema elitista está hecho con el fin de medir distancias entre dinero y ganas de querer salir adelante.
En el continente latinoamericano, el carácter elitista  y antidemocrático se caracteriza por los altos niveles de analfabetismo que este deja. No se puede ver el analfabetismo como causas de casualidad o simple atraso, a todo esto se le suma la ineficacia de la educación que se ha venido desarrollando con el tiempo como lo es la educación capitalista autoritaria que es una de las más antiguas pero que aun deja rastros significativos en la actualidad, siguiendo en el escalafón nos encontramos con la difícil e incomprensible educación burguesa que aun sigue siendo positivista y deja un legado que es su encierro de ideas en donde no se deja libertad de expresión y a raíz de esto todos los vinculados, a ella siguen una misma dirección con temor de no expresar lo que sienten, para no ser señalados en su contra ni ser tomados como extraños.
Mucho se dice de los sistemas de educación unos adoptan puntos egoístas, repetitivos, memoristas, las que solo se dedican a depositar conocimientos y nada de practica pues todo esto conlleva a una desigualdad social, porque las diversas formas de enseñar se van a ver reflejadas en la sociedad lo, lo cual generara comportamientos y choques ideológicos, que van a ser discutidos y criticados los más cultos serán los de clase alta y los mas imprudentes los de clase baja, para concluir que el sistema de educación tiene que dejar de ser elitista porque si no a medida que pasa el tiempo se va a ver más reflejado el analfabetismo lo cual produce pobreza, desigualdad y discriminación llegara a un punto en que la sociedad cambie de mentalidad y los que están arriba serán los mas damnificados pero para que suceda esto tendría que haber algo más que ganas “inteligencia” y trabajo en equipo que es lo que le falta a nuestra sociedad para romper barreras que se muestran indestructibles ante nuestros ojos.


INTERCULTURALIDAD EN LA EDUCACIÓN
La educación intercultural es una forma de entender y vivir la educación, es un enfoque educativo que tiene un carácter inclusivo, donde la diversidad es un ingrediente indispensable y positivo para una educación integral y de calidad, considerándose la diversidad un valor que nos enriquece.
Esta educación se relaciona de forma equivocada con una educación para inmigrantes, para unas culturas minoritarias que finalmente deban adaptarse a nuestra cultura predominante mayoritaria. Pero en realidad debe ser una educación para todos y todas. Un todo entendido como una diversidad, y basado en el principio de integración/inclusión y no en el del asimilacionismo. Una educación para aprender a vivir en sociedad y en la diversidad cultural que nos ofrece el mundo de hoy, desarrollando valores como el respeto y la tolerancia hacia los demás. Estamos por tanto ante una educación transformadora, no sólo a nivel educativo, sino también con proyecciones a la sociedad, considerados por algunos como un nuevo enfoque hacia una Educación Antirracista.
Se desarrolla de forma interdisciplinar y transversal, tiene un enfoque holístico, es decir no se trata de una educación puntual, sino que es una educación que está siempre presente en el continuo del proceso de enseñanza-aprendizaje y además globalizadora afectando a todas las dimensiones educativas posible.
En la Educación Intercultural existen retos que afrontar, uno de ellos es la posible presencia de lenguas distintas entre los interactuantes. En este caso, resulta fundamental la búsqueda de estrategias para asegurar la comunicación.
Incluir la interculturalidad como elemento básico del sistema educativo implica que se asume la diversidad cultural desde una perspectiva de respeto y equidad social, una perspectiva que todos los sectores de la sociedad tienen que asumir hacia los otros. Esta perspectiva tiene que partir de la premisa de que todas las culturas tienen el derecho a desarrollarse y a contribuir, desde sus particularidades y diferencias, a la construcción del país.
Para que la educación sea realmente intercultural, es preciso que todas las culturas implicadas en el proceso educativo se den a conocer y se difundan en términos equitativos: con maestros indios, afros, hispano-hablantes y extranjeros; contemplando en los contenidos curriculares los múltiples elementos de conocimiento y sabiduría de las diferentes culturas; factibilizando la enseñanza con metodologías diversas y adecuadas a la realidad pluricultural; con recursos didácticos funcionales. Si la pretendida educación intercultural no toma en cuenta desde la praxis la diversidad cultural del país, será un intento parecido a muchos otros, cuyo único resultado ha sido la asimilación de la cultura de las minorías étnicas a la cultura nacional y dominante.

BIBLIOGRAFÍA
http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100221091045AA6otLY
http://yeisonsanchez.jimdo.com/investigacion/educacion-elitista/
http://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_intercultural
http://www.unicef.org/peru/_files/Publicaciones/Educacionbasica/peru_educacion_interculturalidad.pdf

IDENTIDAD Y DIVERSIDAD CULTURAL

Cultura e identidad
He aquí dos términos que dan lugar a definiciones y concepciones tan numerosas como difícilmente conciliables. No es posible abordar la dimensión social y política de la cultura, que es la que nos interesa, haciendo abstracción de las relaciones entre cultura e identidad.
En esta perspectiva, podemos adoptar la definición de cultura adoptada por la UNESCO en México en 1982 y retomada en la Declaración universal sobre la diversidad cultural (noviembre de 2001):
«En su sentido más amplio, la cultura puede ser considerada hoy como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Además de las artes y las letras, engloba los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias».

El papel de la cultura es descrito de este modo:
«La cultura da al hombre la capacidad de reflexión sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. Gracias a ella discernimos valores y tomamos decisiones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, cuestiona sus propios logros, busca incansablemente nuevas significaciones y crea obras que lo trascienden».
La cultura no es una noción abstracta; es un conjunto vivo que evoluciona integrando constantemente los resultados de elecciones individuales y colectivas. Se expresa en diversas manifestaciones pero no se reduce a sus obras. Resultante de una herencia compleja constantemente sometida al examen crítico y a la necesidad de adaptación, la cultura es una conquista permanente que se construye en las interacciones y por tanto en relación con los otros. El hecho de que las culturas se encarnen en identidades particulares no impide la búsqueda de valores comunes. Cada cultura constituye un esfuerzo original y constante para alcanzar lo universal, y ninguna puede pretender monopolizarlo. La universalidad no es sinónimo de uniformidad. Ninguna sociedad podría funcionar sin disponer de un repertorio de representación y de acción compartida por sus miembros y que la distingue de los otros. Las relaciones entre los grupos sociales, ya sea dentro de un Estado-nación o a escala extranacional, se inscriben en primer lugar en la representación que cada uno se hace del otro.
La noción de identidad da lugar a análisis aún más contrastantes. Es difícil reconciliar el punto de vista de quienes estiman que «la noción de identidad cultural es peligrosa», o incluso «que la noción de identidad colectiva es una ficción ideológica» y el de Manuel Castells, quien se refiere al poder liberador de la identidad que él se niega a considerar como puramente individual o como mero rehén del integrismo.Castells llama «identidad (cuando el término se aplica a los actores sociales) al proceso de construcción de sentido a partir de un atributo cultural, o de un conjunto coherente de atributos culturales, que tiene prioridad sobre todas las demás fuentes. Un mismo individuo, o un mismo actor colectivo, puede tener varias (...). Las identidades organizan el sentido, lo que un actor identifica simbólicamente como el objetivo de su acción». Constatando que la construcción social de la identidad se produce siempre en un contexto marcado por relaciones de fuerzas, distingue tres formas de origen diferente: la identidad legitimante, introducida por las instituciones dirigentes de una sociedad; la identidad-resistencia, producida por los actores en posición desvalorizada por la lógica dominante, y la identidad-proyecto, construida por actores que no son individuos sino el actor social colectivo a través del cual los individuos acceden al sentido holístico de su experiencia.
Este análisis permite comprender, desde un ángulo que no es el del síndrome identitario o el del choque de civilizaciones, el vínculo entre mundialización e identidad. Si se la reduce a la globalización económica y financiera, la mundialización no responde a la necesidad de sentido de la acción humana. Hay que buscar los medios para que se construyan de manera responsable y en el respeto de los demás, admitiendo que la mundialización afecta también las relaciones entre sociedades y culturas.
 
Diversidad cultural y repliegues identitarios
A la inversa del primero, el otro peligro que acecha a la cultura, y con ella a la diversidad cultural, es el del arrinconamiento: que quede reducida a significar un marcador de identidad tan estrecho y autocentrado que termine excluyendo cualquier coexistencia. De hecho, con las guerras identitarias y los conflictos étnicos que han ensangrentado durante la última década a países de pluralismo cultural, hemos visto identidades llevadas al extremo reivindicando para sí, y excluyendo a las otras, el territorio, la ley y el poder. El repliegue de las culturas sobre sí mismas, este nivelamiento «hacia abajo» de la identidad reducida a los albures del nacimiento, el color de la piel o la afiliación religiosa, da cuenta de la función restrictiva y de exclusión que puede asumir la cultura en ciertas circunstancias. Todo ocurre entonces como si el grupo, consolidado en torno de sus valores y sus símbolos que ya no sirven más que para garantizar su unidad y cohesión, se cerrara a toda alteridad, negándose incluso a tolerar sus huellas en el espacio que le es propio. En nombre de una identidad de combate, «mortífera», étnica y discriminatoria, la vida con los demás se declara imposible. La tierra es entonces «limpiada» en nombre de la identidad. Las comunidades y los grupos que no comparten la cultura, la lengua o la religión del grupo más poderoso sufren debido a su diferencia las exacciones más duras. Esta instrumentalización de los valores y las culturas por la que se convierten en fortalezas del encierro identitario es una inversión de las funciones de la cultura. La identidad se vuelve una herramienta destinada exclusivamente a la definición de sí mismo y el principio de una oposición a los otros. Los valores, el espacio y la razón política son puestos al servicio de la exaltación de la identidad más estrecha. La diversidad cultural ya no está limitada o amenazada. Es simplemente negada. La guerra se inscribe así insidiosamente en las funciones de la cultura.
Una de las primeras funciones de la cultura en los conflictos es que ésta aparece como un prescriptor de identidad. Cuando las naciones estallan y se derrumba la autoridad que garantizaba su unidad, o la identidad política que garantizaba su cohesión, se apela fuertemente a la cultura, a través de algunos de sus aspectos tales como la lengua o la religión, como el marco dispensador de una identidad alternativa. La identidad cultural se hace valer entonces como el sustituto de una identidad nacional difunta o desfalleciente. Así, sin ser exclusiva de otros elementos culturales, la religión, por ejemplo, es llamada a desempeñar el papel de soporte identitario en comunidades que no dejan de reconocerse en la identidad nacional que, antaño, englobaba las diferentes pertenencias de los ciudadanos de un Estado o los miembros de una nación.
Una segunda función que cumple la cultura en situación de conflictos identitarios tiene que ver con la legitimación que puede aportar a la acción política del grupo en guerra. Este carácter difuso, casi espontáneo, puede agravarse y volverse explícito cuando instancias culturales, regionales o religiosas asignan un claro reconocimiento a causas étnicas, clánicas o confesionales. La cultura desempeña en este caso el papel de una religión desviada que aporta una suerte de «bendición» a una causa, haciendo creer, por ejemplo, que violencias «inevitables» inherentes a la acción son «aceptables». La línea y los medios de defensa del grupo son presentados como estrategias de supervivencia frente a la amenaza que harían planear comunidades opuestas.
Por último, las culturas presas en los meandros de los conflictos pueden transformarse en una verdadera fuerza de movilización. En circunstancias de crisis, la cultura da testimonio de su temible capacidad de sensibilizar los espíritus y galvanizar las energías. Orientado a la defensa de una tierra «sagrada» o de una causa igualmente «sagrada», el combate identitario cobra el aspecto de una guerra santa. Tras su impulso pueden constituirse partidos llamados religiosos que hacen del componente religioso de ciertas identidades una verdadera plataforma para el activismo político. En numerosos conflictos del mundo, en India, Afganistán, Sudán, Israel/Palestina, la radicalización política puede extraer del fondo cultural de las religiones los resortes de su acción. Proteger la cultura o los valores del grupo, preservar su territorio, se convierten en exigencias de reacción a favor de la salvaguarda de un «sagrado-profano» que reviste en la ocasión todos los rasgos de lo sagrado. Lo político termina de instrumentalizar la cultura ¯en realidad, de someterla a los fines del poder, de preeminencia o reparto inicuo de las riquezas, cuando llega a sacralizar el espacio comunitario (topos), a exaltar las normas, los símbolos, los valores y las reglas del grupo (nomos) y a establecer un discurso (logos) de exclusión.


BIBLIOGRAFÍA
http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric06a03.htm 
http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric06a01.htm

INTERCULTURALIDAD, MULTICULTURALIDAD Y PLURICULTURALIDAD I


INTERCULTURALIDAD
El concepto de interculturalidad apunta a describir la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de los conjuntos se encuentra por encima de otro, una condición que favorece la integración  y la convivencia armónica de todos los individuos.
Cabe resaltar que este tipo de relaciones interculturales supone el respeto hacia la diversidad; aunque es inevitable el desarrollo de conflictos, éstos se resuelven a través del respeto, el diálogo y la concertación.
Se diferencia del multiculturalismo y del pluralismo por su intención directa de promover el diálogo y el acercamiento entre culturas.
Hay que tener en cuenta que la interculturalidad depende de múltiples factores, como las distintas concepciones de cultura, los obstáculos comunicativos, la carencia de políticas estatales, las jerarquías sociales y las diferencias económicas. Además de acuerdo a la perspectiva con la que sea observada puede entenderse de una u otra forma. 

MULTICULTURALIDAD
La multiculturalidad, parte del reconocimiento del derecho a ser diferente y del respeto entre los diversos colectivos culturales. El respeto apunta a la igualación de las oportunidades sociales más no necesariamente favorece la interrelación entre los colectivos interculturales.
Es la primera expresión del pluralismo cultural, que promueve la no discriminación por razones de raza o cultura, la celebración y reconocimiento de la diferencia cultural así como el derecho a ella.
Dentro del paradigma pluralista, el multiculturalimo surgió como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la uniformización cultural en tiempos de globalización.
Se ha concebido como una oposición a la tendencia presente en las sociedades modernas hacia la unificación y la universalización cultura, que celebra y pretende proteger la variedad cultural, al tiempo que se centra sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas mayoritarias.
En la génesis y expansión del multiculturalismo fueron especialmente influyentes las líneas seguidas en Norteamérica y en algunos países de Europa Occidental, particularmente el Reino Unido. Posteriormente han venido a sumarse importantes consideraciones pluri y multiculturales, desde las propuestas latinoamericanas en relación con la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas.
El multiculturalismo ha sido puesto en cuestión desde posiciones directamente políticas y desde posiciones teóricas de fuerte calado crítico-ideológico

PLURICULTURALIDAD
La pluriculturalidad es un concepto que tipifica la particularidad de una región en su diversidad sociocultural. En esta definición no se hace referencia al tipo de relaciones entre los diferentes grupos culturales. Se trata de un primer reconocimiento de la diferencia, casi constatación, sin acción como consecuencia.
Como todos sabemos dentro de una cultura existe básicamente la pluriculturalidad.
Esto quiere decir que, toda comunidad y su manera de vivir se forma a partir de distintas manera de pensar, maneras de actuar y de sentir.
Es decir que dentro de una comunidad existen varias culturas que hacen rica una cultura en sí, a través del mestizaje y la unión de diferentes manera de pensar.
BIBLIOGRAFÍA:

LA DIVERSIDAD Y LA INTERCULTURALIDAD



DIVERSIDAD
La diversidad es una noción que hace referencia a la diferencia, la variedad, la abundancia de cosas distintas o la desemejanza.
La diversidad cultural  refiere a la convivencia e interacción entre distintas culturas. La existencia de múltiples culturas está considerada como un activo importante de la humanidad ya que contribuye al conocimiento. Cada persona, por otra parte, tiene derecho a que su cultura sea respetada tanto por otras personas como por las autoridades.

INTERCULTURALIDAD
El concepto de interculturalidad apunta a describir la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de los conjuntos se encuentra por encima de otro, una condición que favorece la integración  y la convivencia armónica de todos los individuos.
Cabe resaltar que este tipo de relaciones interculturales supone el respeto hacia la diversidad; aunque es inevitable el desarrollo de conflictos, éstos se resuelven a través del respeto, el diálogo y la concertación.
Se diferencia del multiculturalismo y del pluralismo por su intención directa de promover el diálogo y el acercamiento entre culturas.
Hay que tener en cuenta que la interculturalidad depende de múltiples factores, como las distintas concepciones de cultura, los obstáculos comunicativos, la carencia de políticas estatales, las jerarquías sociales y las diferencias económicas. Además de acuerdo a la perspectiva con la que sea observada puede entenderse de una u otra forma. Por ejemplo si se analiza el concepto desde la ética podemos descubrir que la forma en la que ésta se involucra en el enraizamiento de los valores sociales es a través de la promoción del respeto de la diversidad, donde cada persona tiene derecho a ser como desea y el mismo paradigma vale para los colectivos. La ética intenta inculcar valores afines para construir sociedades democráticas, integradas y donde la armonía sea protagonista de la interacción social.

CARACTERÍSTICAS DE TRASCENDENCIA ACTUAL EN LO POLÍTICO
Hablar de interculturalidad es, sacar a la luz muchos de los conflictos que existen en nuestras sociedades, es aceptar que hay diferentes culturas y que no todas tienen el mismo reconocimiento y poder, este reconocimiento de la diversidad obliga a cuestionar las desigualdades y todo tipo de consecuencias que ellas traen (pobreza, discriminación, racismo, xenofobia, etc.). Encontramos aquí otra poderosa razón para la interculturalidad, contribuir a cuestionar las situaciones estructurales y las condiciones que permiten que haya dominación de unas culturas sobre otras, de determinados colectivos humanos sobre otros, etiquetados como diferentes e inferiores.
El Perú es uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta, poseemos además de esta, una considerable diversidad cultural y lingüística. En la amazonia coexisten alrededor de 65 grupos étnicos pertenecientes a doce familias lingüísticas, conviven también ramificaciones de la familia del aimara con diversas variedades del quechua y un castellano hablado por la mayoría de la población con sus propias variedades regionales. Por otro lado tenemos una sociedad ordenada jerárquicamente, situación que se comienza a perfilar durante la colonia periodo en el que se organizó un sistema dentro del cual la cultura occidental fue la dominante, es decir aquella valorada y quien daba las pautas de los saberes legítimos, controlaba las instituciones y se considerada superior a otras culturas.
Estamos ante una gran civilización agrícola que logró avances considerables sobre la base del poli cultivo en lugar del monocultivo seguido por las demás grandes civilizaciones agrícolas en el orbe. Si el reto en el próximo siglo es el de crear relaciones de convivencia sobre la base del respeto y aprovechamiento de la diversidad, el Perú tiene algo que aportar.
En las últimas décadas hemos vivido una situación de violencia política que deja una huella imborrable para todos los peruanos. La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), ha constatado que el conflicto armado que vivió el Perú entre 1980 y el 2000 constituyó el episodio de violencia más intenso y prolongado de toda la historia de la República. Se estima que la cifra de víctimas fue de 69 mil 280 personas y que la población campesina se encontraba entre la principal afectada. Conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país. El 75 por ciento de las víctimas tenían el quechua u otras lenguas nativas como idioma materno. La tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, campesino, pobre y poco educado, no fue sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana a casi dos siglos de nacida la República.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando decimos interculturalidad? El termino interculturalidad alude al encuentro entre (inter) culturas, lo cual nos lleva en primer lugar a una necesaria aproximación (porque asumimos la dificultad de definirla) a lo que entendemos por cultura. La cultura está presente en el conjunto de formas o modos particulares de expresar la vivencia del mundo y de la vida, en la cerámica, el teatro, la danza, la música, pero no sólo como producción tangible sino como el conjunto de formas y modos adquiridos de concebir el mundo, de pensar, de hablar, de expresarse, percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse uno mismo en cuanto individuo y en cuando a grupo. En esta perspectiva cada uno de nosotros hacemos cultura y somos portadores de cultura.
Las expresiones materiales son parte de la cultura, pero en tanto es viva, una cultura no se reduce nunca a la suma de todas sus producciones. Lo central de la cultura no se ve; se encuentra en el mundo interno de quienes la comparten; son todos los hábitos adquiridos y compartidos con los que nos relacionamos con el mundo. Las culturas no son estáticas en el tiempo, cambian. Cada grupo cultural es como un ser vivo que con el tiempo se va transformando por crecimiento y adaptación. Así aquello que se considera lo propio de una cultura es en realidad fruto de una constante transformación cuyos orígenes han sido de diversos encuentros culturales. La manera de conservar las culturas es contribuir a la afirmación del yo colectivo “el grupo” afirmando su tendencia al cambio y a la reinvención constante de sus formas de expresión.
La interculturalidad parte también del reconocimiento de la diversidad y del respeto a las diferencias, pero es un proceso que busca establecer el diálogo e intercambio equitativo en una sociedad plural, es en este sentido, más que un concepto, una propuesta, un desafío que supone una actitud que parte de la base de aceptar la condición nata de igualdad y respeto de todos los seres humanos (a pesar de las diferencias), por el solo hecho de serlo.
Además de ser una meta por alcanzar, la interculturalidad debería ser entendida como un proceso permanente de relación, comunicación y aprendizaje entre personas, grupos, conocimientos, valores y tradiciones distintas, orientada a generar, construir y propiciar un respeto mutuo, y a un desarrollo pleno de las capacidades de los individuos, por encima de sus diferencias culturales y sociales, en un intento por romper con la historia hegemónica de una cultura dominante.
La interculturalidad de la cual hablamos, no sólo centra su atención en el respeto a las diferencias, esto no es suficiente, porque podría incluso -acaso sin ser conciente- estar colaborando para que se mantengan las relaciones de asimetría en la sociedad actual, siendo funcional al sistema. La interculturalidad así entendida -funcional- se basa fundamentalmente en el respeto a las diferencias, creando una atmósfera de tolerancia y aparente igualdad, con un trasfondo homogeneizador que mantiene las relaciones asimétricas de la sociedad actual. La interculturalidad de la cual hablamos es aquella que respetando las diferencias, evidencia la situación de asimetría existente en las relaciones entre las culturas, y considera su tratamiento como condición para un efectivo diálogo intercultural, es aquella que invita a una actitud crítica, que busca suprimir estas causas por métodos políticos, no violentos, aquella que permite el derecho a un futuro diferente, sólo de esta manera la apuesta final por la democracia, la paz y la justicia serán posibles. Es aquella que se asume la diversidad como riqueza y enfrenta la desigualdad.

BIBLIOGRAFÍA
http://definicion.de/diversidad/
http://definicion.de/interculturalidad/
http://www.aulaintercultural.org/spip.php?article3382