domingo, 29 de julio de 2012

LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA

EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN AMÉRICA LATINA: TENSIONES ACTUALES
 
Una lectura crítica sobre el proceso de estas últimas décadas nos permite afirmar que la perspectiva de la interculturalidad admite diferentes búsquedas y preocupaciones, tanto desde el punto de vista de la reflexión teórica como desde el punto de vista de las iniciativas concretas, especialmente en el ámbito de la educación. Se trata de una problemática compleja que se halla traspasada por diferentes tensiones. De estas, intentaremos analizar aquellas que consideramos fundamentales.

* INTERCULTURALIDAD FUNCIONAL VS. INTERCULTURALIDAD CRÍTICA
La primera tensión que quisiéramos destacar tiene que ver con las relaciones entre la interculturalidad y la dinámica de la sociedad, en general. Muchas han sido las propuestas para identificar diferentes concepciones de interculturalidad, explícita o implícitamente, en los diversos discursos y/o prácticas. Resaltamos la postura de Fidel Tubino, autor peruano que se viene dedicando a discutir la temática que nos ocupa, por considerarla particularmente esclarecedora. En su texto "La interculturalidad crítica como proyecto ético-político", distingue dos perspectivas fundamentales: la interculturalidad funcional y la interculturalidad crítica.
El autor parte de la afirmación de que la creciente incorporación de la interculturalidad en el discurso oficial de los estados y organismos internacionales se ha apoyado, en la mayoría de los países, en una postura de no cuestionamiento del modelo sociopolítico vigente, la cual, además, se encuentra marcada por la lógica neoliberal. Es decir, como afirma el autor, "no pone en duda las reglas del juego" . En este sentido, la interculturalidad se asume como una estrategia que favorece la cohesión social, en tanto y en cuanto asimila a los grupos socioculturales subalternizados a la cultura hegemónica. Se trata de "promover el diálogo y la tolerancia sin afectar las causas de la asimetría social y cultural actualmente vigentes". Las relaciones de poder entre los diferentes grupos socioculturales no son puestos en duda. De esta manera, el interculturalismo funcional tiende a disminuir las áreas de tensión y conflicto entre los diversos grupos y movimientos sociales, cuyo foco de atención son las cuestiones socioidentitarias, evitando que la estructura y las relaciones de poder vigentes sean afectadas.
Sin embargo, poner en duda estas relaciones es exactamente el foco de la perspectiva de la interculturalidad crítica. Se trata de cuestionar las diferencias y desigualdades construidas a lo largo de la historia entre diferentes grupos socioculturales, étnico-raciales, de género, de orientación sexual, entre otros. Se parte de la afirmación de que la interculturalidad apunta hacia la construcción de sociedades que asuman las diferencias como constitutivas de la democracia y sean capaces de construir relaciones nuevas, verdaderamente igualitarias entre los diferentes grupos socioculturales, lo que supone empoderar a aquellos que, históricamente, fueron considerados inferiores.

 
Según Tubino:
La asimetría social y la discriminación cultural no permiten un diálogo intercultural auténtico. Por eso no hay que comenzar por el diálogo, sino por cuestionarnos cuáles son las condiciones existentes de diálogo. O, para ser más precisos, es necesario exigir que el diálogo entre las culturas sea, en primer lugar, un diálogo sobre los factores económicos, políticos, militares, etc, que condicionan actualmente el intercambio franco entre las culturas de la humanidad. Esta exigencia se hace hoy imprescindible para que no caigamos en la ideología de un diálogo descontextualizado, que se limita a favorecer los intereses creados de la civilización dominante, y que no toma en consideración la asimetría de poder que hoy reina en el mundo. Para que el diálogo sea real, es necesario hacer visibles las causas del no diálogo, lo que pasa, necesariamente, por un discurso de crítica social.

La interculturalidad crítica pretende ser una propuesta ética y política con el objetivo de construir sociedades democráticas que articulen la igualdad y el reconocimiento de las diferentes culturas, y de proponer alternativas al carácter monocultural occidentalizante, que domina en la mayoría de los países del continente.
Estas dos perspectivas se cruzan, se chocan y algunas veces se articulan contradictoriamente en las diversas búsquedas, experiencias y propuestas que se llevan a cabo en el continente. Esta es la principal tensión que se halla presente en el debate sobre las relaciones entre interculturalidad y educación, hoy en América Latina, y que traspasa a todas las demás.

* INTERCULTURALIDAD PARA ALGUNOS/AS VS. INTERCULTURALIDAD PARA TODOS/AS
Está relacionada con el origen de esta preocupación en el continente: la educación escolar indígena. Dentro de esta perspectiva, la educación intercultural se dirigía exclusivamente a los grupos subalternizados, generalmente étnico-raciales y sobre todo a los indígenas y, menos frecuentemente, a los afroamericanos. Son estos grupos los "otros", los "diferentes" y los que, desde la óptica de la interculturalidad funcional, deben ser integrados a la sociedad nacional.
Sin embargo, y particularmente a partir de la década del 90, se ha venido afianzando la postura de que la interculturalidad debe ser trabajada por todos los agentes sociales, si realmente queremos que se vuelva una característica de la sociedad como un todo, en su proceso de construcción democrática. La perspectiva de la interculturalidad crítica acentúa este aspecto e intenta trabajarlo a partir de sus presupuestos.
A pesar de que en los últimos años esta preocupación ha cobrado mayor firmeza, tanto en la bibliografía que hemos analizado como en las entrevistas que realizamos en diferentes países, con frecuencia hemos oído sobre la resistencia social existente en relación con este tema, así como sobre la dificultad de asumir la perspectiva intercultural en la educación de todos/as los/as ciudadanos/as.
Esta problemática fue abordada en las entrevistas que realizamos con especialistas, sobre todo en Perú y en Bolivia (Russo y Drelich, 2009; Sacavino y Pedreira, 2009). Las causas apuntadas como originarias de la dificultad de asumir la educación intercultural para todos/as fueron, principalmente, las siguientes: la existencia de un fuerte racismo en la sociedad, muchas veces velado y encubierto por un discurso que defiende el mestizaje, que niega las diferencias culturales y que ve inadecuado que se introduzcan aspectos relativos a diferentes grupos socioculturales en el currículo escolar, con el pretexto de que fragiliza la cultura común y la cohesión social. Según varios entrevistados, el pensamiento colonial aún es dominante en la sociedad, lo que lleva a que se enfatice y se considere superior la lógica europeizante y de influencia norteamericana, y a que se le dé poco valor a las culturas originarias y/o afroamericanas. Otra causa apuntada para la presencia precaria de la perspectiva intercultural en las escuelas fue la ausencia de esta temática en los centros de formación de profesores/as.

* EDUCACIÓN INTERCULTURAL VS. INTERCULTURALIDAD COMO PROYECTO POLÍTICO
Esta tensión puede considerarse como un desdoblamiento de los aspectos mencionados en el punto anterior. La afirmación unánime de que la preocupación con la interculturalidad nace en América Latina en el contexto de la educación y, concretamente, en el ámbito de la educación escolar indígena, trajo como consecuencia la visión de que es este ámbito, entonces, su locus específico. Esta visión pretende reducir las contribuciones que la Interculturalidad puede ofrecerle al campo educativo, las que, como mucho, podrían extenderse a la educación de otros grupos existentes en la sociedad. Se trata de una cuestión exclusivamente educativa y restricta a algunos grupos, a los "otros", considerados diferentes, para favorecer su inserción en el sistema escolar vigente. La educación intercultural se limita a introducir algunos contenidos relativos a diferentes culturas, sin que esto afecte al currículo como un todo, ni afecte la predominancia de la considerada "cultura común" y de los conocimientos y valores considerados "universales". Una vez más, se asume la perspectiva de la interculturalidad funcional.
Sin embargo, otras visiones inspiradas en la interculturalidad crítica defienden su incorporación en diferentes ámbitos de la sociedad: el jurídico, el de la salud, el del medio ambiente, el de la economía, el de la producción cultural y el de la política. Por otra parte, en lo que se refiere al ámbito educativo, no reducen la interculturalidad a lo que podríamos llamar un enfoque aditivo, sino que pretenden promover una transformación curricular que afecte todos sus componentes y que cuestione la construcción de la llamada "cultura común" y de los conocimientos y valores considerados "universales". Preguntas tales como: ¿En que consiste y cómo se construye la "cultura común"? ¿Cuáles son los agentes sociales que intervienen en dicha construcción? ¿Cómo se define todo aquello que conforma lo que consideramos "universal"?, se hacen fuertemente presentes en esta perspectiva dirigida a repensar la epistemología que preside las formulaciones curriculares vigentes en nuestras sociedades, con el objetivo de impulsar el diálogo entre diferentes cosmovisiones y saberes inherentes a los diversos grupos socioculturales, y dirigida, además, a proponer que la educación intercultural se desarrolle conjuntamente con la implementación de prácticas interculturales en diferentes ámbitos sociales.
En este sentido, la interculturalidad se ubica no solamente en un horizonte político de construcción de estados pluriculturales y multilingües, sino que, para algunos, también se ubica en el horizonte de construcción de estados plurinacionales. Este es un tema controvertido que atraviesa las luchas políticas que se han impulsado para la elaboración de nuevas constituciones, principalmente en el Ecuador y en Bolivia, y que le presenta varios cuestionamientos a las teorías políticas de origen europea a las que estamos acostumbrados a tener como referencia. Es posible afirmar que se está gestando en el continente una nueva concepción de Estado, de democracia y de ciudadanía, en que la interculturalidad crítica constituye el elemento central.

BIBLIOGRAFÍA:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-07052010000200019&script=sci_arttext

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